¿Qué es?
La diégesis cinematográfica es «todo lo que pertenece, dentro de la inteligibilidad de la historia
narrada, al mundo propuesto o supuesto por la ficción”.
Desarrollo del término
Casi cualquier cinéfilo deseoso de prolongar con la lectura su inquietud de saber algo más sobre esa cosa llamada cine, suele tener en las primeras páginas de incursión en algún texto de seria apariencia y procedencia académica el encontronazo fatídico con la diégesis cinematográfica.
Término con resonancias de dolencia atípica, que los especialistas no se preocupan en explicar porque lo dan por sobreentendido, como elemento ya aprendido, infaltable de la jerga de iniciados. El caso es que “universos diegéticos”, la música “diegética” o “extradiegética”, los elementos “homodiegéticos” o “heterogiegéticos” abundan en los estudios sobre cine desde hace varias décadas.
Más de un lector habrá de preguntarse qué es en definitiva lo que quiere decirse con el vocablo. Para colmo, el término suele ser usado con sutiles variaciones de acuerdo a escuelas, corrientes. Veamos – como deletreaba Joan Crawford en cierta línea memorable de Johnny Guitar (1958) – “que hay en el fondo de esto, Emma”.
Aunque se lo encuentre muy frecuentemente en numerosos trabajos adscritos a la semiótica del cine, el término fue introducido al final de los ‘40 por el filósofo Étienne Souriau, entonces a la cabeza del Institut International de Filmologie.
Tomándolo del griego ( diégesis era, como la mimesis, una de las modalidades de la lexis o discurso ) Souriau la definió como “todo lo que pertenece, dentro de la inteligibilidad de la historia narrada, al mundo propuesto o supuesto por la ficción”. De ese modo, pasó a denominarse como diégesis al universo que abre el cine cuando comienza a funcionar como una máquina narrativa, contando una historia y a la vez construyendo el espacio imaginario en el que ese relato puede desarrollarse.
Aunque el término fue considerado como sospechosamente englobante y fenomenológico para la empresa semiológica, subsistió a lo largo de sus incursiones, y hoy se mantiene indemne en los estudios sobre cine, hechos desde perspectivas más que distantes de la semiología, como la cognitiva. Acaso su misma amplitud y maleabilidad le haya provisto de una peculiar capacidad de supervivencia.
La diégesis se despliega a partir del poder del cine de crear mundos imaginarios que se sostienen por su propia consistencia, a menudo en confrontación con la realidad cotidiana. Lo diegético no sólo comprende lo representado en la pantalla, sino el universo sugerido del cual lo mostrado es sólo parte. Así, ante cualquier western u horror film, su comienzo implica – más allá del incipiente desarrollo de una nueva historia – inmersión en un espacio con sus propias posibilidades, sus códigos, sus pautas de verosimilitud.
El de la diégesis es un cosmos regido por reglas precisas, que se termina de convertir en un todo coherente gracias a la elaboración y zambullida imaginaria en él por parte del espectador, que en la misma operación se desvía provisoria y estéticamente de ese otro mundo que pertenece y lo aguarda fuera del cine.
Como ya sabemos que el término tiene miga, os enlazamos este vídeo de Nicolás Amelio que en poco más de 3 minutos nos lo explica de una forma muy clara con el ejemplo de la música diegética: