Antecedentes
El nombre de uno de los mayores géneros estadounidenses de comedia procede del mundo del béisbol.
La screwball comedy consiste en una serie de comedias irreverentes y endiabladas que tuvieron su apogeo en la s décadas de 1930 y 1940.
Una definición más precisa establece una diferencia: en su libro Screwball: Hollywood’s Madcap Romantic Comedies (1989), Ed Sikov escribió: «un género que se desarrolla alrededor de la perversa idea de que el amor sólo puede aumentar a través del agravio».
El género floreció en 1934, el año en que la Fox produjo Sucedió una noche y La cena de los acusados hasta 1952, con la última de las clásicas screwball comedies, Me siento rejuvenecer, dirigida por Howard Hawks (1896 – 1977).
Los temas esenciales de la screwball son azar, anti-esnobismo y enfrentamiento entre romance y realidad económica, hicieron que estos filmes tuvieran su público en el período posterior al crack de Wall Street.
Las screwball comedies debían incorporar elementos de otro tipo de películas: por ejemplo, detectivescos (La cena de los acusados), de gángsters (Bola de fuego, 1941), comedia negra (Arsénico por compasión, 1944). Mezclaba el romance con la economía de subsistencia (Un marido rico, 1942) o trataban de políticos populares (Caballero sin espada, 1939). También podían ser crueles y cínicas (La reina de Nueva York, 1937) o mostrar un buen comportamiento (Historias de Filadelfia, 1940).
Twentieth Century (La comedia de la vida) se basó en un éxito de Broadway de Ben Hecht y Charles MacArthur, fue dirigida por Hawks y proporcionó uno de los clásicos esquemas de la screwball comedy. Irreverente, mordaz y vertiginosa, presenta a John Barrymore como un productor de Broadway increíblemente egocéntrico que intenta manipular a su protegida, interpretada por Carole Lombard, contratado por él durante un viaje en tren.
El clímax del filme es una reanudación de la hostilidad creativa más que una resolución romántica. El choque de egos vuelve a aparecer en His Girl Friday (Luna nueva, 1940), también de Hawks, en una versión de la obra de Hecht y MacArthur The Front Page (1928), que emplea una línea narrativa parecida, con un editor que trata de arreglárselas para conseguir que su reportero, Hildy Johnson, es interpretado por una mujer, lo que lleva la tensión sexual hacia el compañero profesional.
La screwball comedy toma los parámetros de una educación no sentimental en Sucedió una noche, dirigida por Frank Capra (1897 – 1991). En ella, una heredera consentida, interpretado por Claudette Colbert, aprende sobre la vida y sobre sus sentimientos a partir de su relación con el carácter duro del periodista que interpreta Clark Gable.
En Al servicio de las damas, 1936 de Gregory La Cava (1892 – 1952), William Powel interpreta a un vagabundo contratado por la atolondrada Corole Lombard como mayordomo de la familia. Ella se enamora de él y este salva el negocio de su padre de la ruina. Godfrey es, en realidad, un hombre de sangre azul venido a menos por decisión propia, lo que hace imposible cualquier crítica de clase.
En Historias de Filadelfia, dirigida por George Cukor (1899 – 1983), Cary Grant ayuda a su ex mujer Katherine Hepburn a entender los límites de su propio frágil perfeccionismo, mientras en Ninotchka (1939), un parisino (Melvyn Douglas) instruye a una oficial soviética algo relajada (Greta Garbo) en las virtudes del amor y la frivolidad.
Los géneros en muchos del los filmes se intercambian. El excéntrico espíritu libre de la Hepburn sacude el nervioso paleontólogo que interpreta Grant fuera de su cautelosa existencia en la ejemplar La fiera de mi niña, 1938. La descarada timadora (Stanwyck) despluma (y luego enseña una lección) a un tímido millonario (Henry Fonda) en la película Las tres vidas de Eva, 1941.
Capra dirigió dos películas de este género con su característico optimismo populista. En El secreto de vivir (1936), el poeta Deeds (Gary Cooper) se esfuerza en usar su heredada fortuna para ayudar a los granjeros sin tierras, y tres años más tarde, en Caballero sin espada, James Stewart toma el senado norteamericano como un filibustero idealista contra la corrupción política. En ambos filmes, Jean Arthur muestra su lado romántico y su apoyo práctico a los ingenuos héroes.
Las películas de Capra son excepciones a la regla. La mayor parte de las screwball comedies evitan dar lecciones de democracia o de espíritu público. El mensaje más profundo en toda screwball comedy llega con la elegante demostración de la verdadera naturaleza de lo cómico en Ninotchka, dirigida por Ernst Lubitsch (1892 – 1947). Sentado en un café, Melvyn Douglas intenta distraer a la oficial soviética que interpreta Greta Garbo con una serie de chistes. Contrariado por su fría respuesta, se reclina, con su silla, que cae, y él acaba en el suelo con estrépito; entonces, Garbo responde con una gran carcajada.